Sunday, August 3, 2014

¿Quién es esta mujer al otro lado del espejo? Aceptar mis defectos fue el primer paso a fortalecer mi confianza en contra del Bullying


¿Quién es esta mujer al otro lado del espejo?  Eso es lo que me preguntaba mientras miraba mi cara en el baño de mi casa. Parecía que miraba a los ojos de mi mama. Con su mirada penetrante mirándome desde el otro lado del espejo.  En ese mismo instante sentí como envejecí de repente.  No había notado cuántos años habían pasado desde la última vez que me había mirado con tanto detalle en un espejo.  Mis ojos no estaban arrugados pero alrededor de mis ojos se notan las muchas noches que paso despierta hasta tarde tratando asuntos de adulto. La vida era mucho más simple cuando uno es un niño y simplemente puedes dormir cuando tu mama te dice vete a la cama.  Cuando creces son muchas las cosas que te mantienen despierta.  Ya mis ojos no brillan ni resplandecen. Ahora tengo cuarenta años.
Aunque me pinto el pelo puedes ver alrededor de mi pico de viuda la raíz de muchas canas que mi abuela decía son gracias a la sabiduría y la experiencia y no a los anos. Yo parezco que soy muy sabia. Pues si no me pinto el pelo cada dos semanas me crece casi todo blanco. Me acuerdo cuando era negro. Tan negro que la gente creía que me lo pintaba como el azabache.  Mis senos han crecido mucho y han servido de alimento para dos hijos. Aunque con mucha frustración pues nunca aprendí a lactarlos bien. Por lo menos voy a ser una vieja de senos grandes. Me acuerdo cuando joven compraba sostenes con aumento pues mis senos eran bien pequeños. Mi barriga cargo cinco hijos de los cuales hoy viven dos. Los otros tres murieron a veces lloro mucho pensando como hubiera sido mi vida si ninguno de ellos hubiese muerto. De ellos solo me quedan las estrías. Marcas permanentes en tu cuerpo que te recuerdan que un ser humano vivió dentro de ti por un tiempo. La magia de la vida. Dada por Dios y solo Dios sabe por qué la quita o la da.

Siempre tuve piernas fuertes pero nunca me gusto correr.  Aun cuando estaba en el ejército.  Detestaba correr.  Tengo piernas como las de mi abuela. Fuertes y el trasero grande. Estas piernas han caminado por tantos lugares, por desiertos como los de Iraq, Qatar, Kuwait, Paraguay y la isla de Puerto Rico o a donde quiera que enviaran a mi esposo o a mí mientras fuéramos servicio activo.  Mis pies que casi siempre están hinchados y adoloridos no son los más hermosos del mundo.  Son los pies de un ex soldado que trabajaba 12 o 16 horas en botas militares.  Que dormía en botas militares. Que comía y vivía en botas militares.  Mi espalda ha sufrido mucho luego de sufrir una lesión en la espalda trabaje muchos años más en servicio activo y fui al desierto también. Lo cual afectó mi espalda mucho más de lo que estaba.  Hoy en día me miro al espejo desnuda y veo a una mujer 50 libras más gorda de lo que yo era cuando tenía veinte años.  Cincuenta libras en veinte años. A mis cuarenta años peso 180 libras.  Hoy me vi al espejo y llore.  Mi belleza se ha desvanecido.


Cuando yo tenía 16 años estudie modelaje en la academia D’rose en Santurce, PR. A los 17 años comencé mi bachillerato en comunicaciones en Sagrado Corazón en Santurce y estudié Fotografía. En el 2003 entre a la Fuerza Aérea en servicios médicos y en el 2005 al Army en servicios médicos. Hace dos años que me retire del Army.    Si e engordado 50 libras pero también he vivido.  Este es mi cuerpo.  El cuerpo que me dio dos hijos.  El cuerpo que me salvo la vida mientras yo estaba en zona de combate y me trajo a casa.  El cuerpo que me dio las fuerzas para cargar a otras personas a lugares seguros para poder salvarles la vida mientras estaba en la guerra.  El cuerpo que mis hijos llaman madre.  El cuerpo que mi madre llama hija. El cuerpo que mi esposo ve hermoso y ama como su esposa. El cuerpo en donde mi espíritu vive temporeramente hasta que Dios nos llame a morar junto a él. Mientras tanto mi cuerpo tal vez es 50 libras más gordo que antes y la gente puede decir que soy gorda. Pero yo sé que soy saludable y nadie tiene el derecho a tratar de hacerme entender que estoy enferma o estoy mal simplemente porque mi cuerpo no tiene las medidas y no cumple las expectativas que la sociedad espera. Mientras yo sea saludable y me sienta cómoda en este cuerpo quien tiene un problema es la sociedad.  Que está acostumbrada a ver imágenes de mujeres extremadamente delgadas y pensar que eso es normal.  Si le enseñamos a las mujeres que todas tenemos derecho a ser de diferentes tamaños y lo que importa es que seas saludables habrían menos jóvenes cometiendo suicidios gracias al bullying.



No comments:

Post a Comment